A LA QUE SE FUE

Te has ido
te marchas,
pues seré,
la hebra de verdura
que no puedes sacar
de entre tus dientes,
el grano de maicillo
entre los dedos de tus pies;
el nombre de la canción
que se te escapa,
seré
el fósforo que se quiebra
y que no prende
el borde de baldosa
que te hace tropezar
en garabatos
el número que no contesta
la página trabada
en el PC.
Seré
el hoyo en la media
y el vacío de la última galleta,
la hilacha rebelde en tu vestido,
la espinilla brotando
en tu nariz,
el paraguas olvidado
y la punta maldita
que deshilacha el chaleco.
Seré
el billete arrugado
que se oculta tenaz
en tu cartera,
la espera que no llega,
el chicle
pegado a tu zapato
y la picazón repentina
en la entrepierna.
Seré
la nostalgia de los guantes,
el traspié
por el envión del metro,
la basura en el lente
de contacto
y el sorbo postrero
de café.
Seré
el despertador
que no se apaga,
la ducha caliente
interrumpida,
la espalda del abrazo
que se marcha
y el tono ocupado
en el teléfono.
Seré
la mancha en tu pechera,
el calor de la tostada,
el bolígrafo negándose
a escribir,
la vela de torta que te quema
y el sabor perdiéndose
en la boca.
Seré
el palito de helado
que no hay donde tirar,
la punta del lápiz
que se quiebra,
el olor al paso
de una pastelería
el borde trizado
de la uña
y el estornudo
que se niega a salir.
Seré
El aroma sugerente
que se apaga,
la escasa y última hoja
del rollo de confort,
la toalla
que se mojó en la punta,
y el blanco en el papel
donde escribiste.
Seré
la miel
que te chorreó los dedos,
la mancha de vino
en el mantel,
el remedio de la caja vacía
y el grumo de sal
en tu ensalada
Seré
la moto a medianoche
que te interrumpe el sueño,
el recuerdo
de la postrera música.
Este pobre huevón
será en todo tu desdén,
en todo tu asco,
será en cada aprensión
cada desvelo
será en cada esperar,
la ironía que se cuela
entre tus grietas.